Así es, niños,
la fe, cura, ayuda, acompaña y hace felices a quienes la tienen. Ya conocen porque esa misma fe mueve a tanta gente que se da un tiempito todos los años para venerar la imagen del Cristo de Pachacamilla. Ahora, ya tienen algo que contar a sus hijos y los hijos de sus hijos para seguir esta cadena de amor que empezó hace tantos años.
-¡Cuando sea grande voy a ser cargador como Don Fermín, Doña Pepa!
-Muy bien, Luisito. Yo misma te voy a hacer tus almohadillas.