Me encontré con este aviso de Mac y en verdad se me dibujó una sonrisa porque yo fuí parte de la historia de Mac. Y todo empezó así...
Trabajaba en la revista Oiga como Editora de Modas. Nació Trizia cuyo padrino fue Julio Iglesias y todo fue por una casualidad mi incursión en el diseño, aquí les cuento:
En ese entonces cree una empresa de diseño para hacer encartes y publicidad. No tenía aún ninguna máquina para hacer las cosas. Así que tenía que bocetear e irme a desarrollar la idea a esos centros de servicio. Hasta las muestras tenía que enviarlas a imprimir a la calle. Era una etapa de inicio y conocimiento a base de propios érrores. Al ver que no podía sola contrate a un dibujante que se llamaba Jaime. El entró a trabajas para hacer los dibujos y ayudarme en el diseño.
Resultó ser que un día trajo su Apple, así le decíamos antes. Entonces llegamos a un acuerdo yo debía pagarle 100 dólares mensuales y el dejaba su máquina para diseñar. ¡Tenía 2mg de RAM. Era una bala! LOL. Pero lo más curioso era verla en la noche cuando Jaime se iba y la dejaba tapada con esas fundas de flores que se ponen a las licuadoras. Ahora es para reísrse pero en esa época superaba todo. Era tan sencilla. Yo no sabía ni prenderla. Pero era tan simple que me animé a incursionar en el diseño cuando después de lanzar la revista Trizia me quedé sin diagramador. Bien dicen que no hay mal que por bien no venga. ¡Es verdad! Al principio me aterré y solo dirigía lo que quería y me maravillaba de los resultados. Al ver que era tan sencillo manejarla me animé a usarla.
Pasado unos meses decidí invertir en mi propia Apple. Recuerdo que me dieron un crédito en Microland. Y así llegó a mi oficina en su caja, nuevecita. Aun me da esa nostalgia de la emoción que sentí al verla en mi escritorio. Tan simple de aprender. Es más con unas cuantas indicaciones resolvía todo. Solo era abrir una ventana y cerrarla. Hacer carpetas y ordenarlas. Todo simultáneo creando una conexión entre el dueño y la máquina. Recuerdo que te regalaban una calcomanía de manzana a colores con un path de apple. Y chaz! Lucía espectacular.
Con el tiempo salían una más ventajosa que la otra con mejor resolución, mayor almacenamiento. A esa altura ya estaba en condiciones de comprar dos apple y con el trabajo que hacía de diseño seguía obteniendo mayor personal y más máquinas. Llegué a tener 18 apple. Scaners y n impresoras. Ya todo se hacía ahí en la oficina. Diagramé más de 1800 títulos para diferentes editoriales y en las licitaciones me quedaba con un personal que trabajaba las 24 horas al día varios meses. Nunca se apagaban las máquinas y nunca se malograban. No recuerdo una máquina malograda. Pasaban los años y si alguna fallaba yo misma la destapaba y le movía una que otra conexión, le soplaba alguna pelusita y ahí estaba nuevamente, ¡Lista para trabajar!
Luego salieron unos modelos de colores, las más grandes con pantallas de 24. Cree mis libros con esas máquinas, mi cómic el Capitán Leo salió con ellas y la vida del diseño se me hizo un parte de mi. No consibo otra máquina que no sea Apple o Mac. Ahora estoy tecleando en mi lap top de 17 pulgadas para mejor visión y desde acá puedo encontrar un libro, como hacer mis artículos para mis blogs, pautear algún diseño ó entrar a inetrnet, al Facebook, al Twitter.
Adoró la Mac y pareciera que me están pagando por escribir pero en verdad quiero desde este humilde blog agradecer a Apple por hacerme la vida tan fácil desarrollando mi creatividad y ahora luego de tantos años sentirme parte de este cumpleaños...¡Happy Birthday, Mac!