Había un rey muy pretencioso y vanidoso que gustaba vestir con los más
finos trajes, sin importarle que para ello gastara todas las arcas de
palacio aun a costa de subir los impuestos. Un día su vanidad llegó al
límite cuando dos hermanos llegaron a Palacio para confeccionarle el
traje más lujoso que haya existido. Según los estafadores el traje no
podía ser visto por personas poco inteligentes o tontas a quienes les
era negado este privilegio solo reservado para los inteligentes. Al
emperador vanidoso le pareció que esta vez iba a tener un traje a su
altura y decidió entregarles todo el hilo de oro y brocados finísimos
que requerían los hermanos Farabutto, es decir el par de estafadores,
quienes lisonjeaban al rey para conseguir sus requerimientos. Llego el
día de la prueba del suntuoso traje nuevo cuya cola media quince metros
para orgullo del soberano, quien a pesar que no veía traje alguno ni
nada que se parezca al igual que sus emisarios estaba encantado. Dicen
que la vanidad es el inicio de todos los pecados y este fue pagado por
el rey quien tuvo que pasar la peor humillación de su vida cuando...
AMAZON
AMAZON
No hay comentarios:
Publicar un comentario