Una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo les deseo a todos ustedes con mucho cariño en estas fiestas. Pensando en hacerles un pequeño regalitoo, se me ocurrió ponerles estas tarjetas y papel de regalo inspirados en los personajes del Capitán Leo cuando están bajo los efectos de las cuatro lunas del Planeta Grama. Es en esa especial fase cuando todos los personajes se vuelven en caricaturas de niños y aún los malvados no representan ningún peligro. Y en verdad las cuatro lunas al igual que la Navidad abre corazones aun los más herméticos. Es quizá el momento mágico donde seremos niños siempre recordando el nacimiento del niño Jesús, la familia, los amigos y siempre la sonrisa cómplice de nuestros padres con algún regalo escondido para sorprendernos. Para mi las luces de los arboles y las estrellas del nacimiento me remontan a un pasado pleno de felicidad en donde las anécdotas y relatos terminaban con una deliciosa taza de chocolate y panetón. Aunque es de extrañar cómo en el Perú en casi verano con noches calurosas cerremos las doce de la noche con chocolate caliente al mejor estilo americano. Claro y es que sino cómo podríamos esperar a Papa Noel con trineo y renos incluído volando por entre los bosques nevados con su traje de paño rojo, correa y botas negras ...no hay forma de verlo llegar con camisa hawaiana y sayonaras. LOL Bueno ya no sigo porque si no me encantaría contarles que antes en la casa de mi abuelito, había un señor llamado Watanabe quien era japonés y con un mes de anticipación iba para preparar el nacimiento. Me contaba mi mamá que en el patio de la casa ponía unas grandes telas de yute y les echaba cemento y arena y las ponía a secar para luego moldearlas. Empezaba en la esquina de la habitación en la parte alta para terminar cinco metros más adelante en una bajada de cerro impresionante. Luego con maderas armaba lo que sería la base. Hacía surcos y pocitas para los patos. También un gran cerro donde bajaban los reyes magos, con sus trajes de colores y dorados. La tela de raso celeste para el cielo y tul blanco simulando las nubes, la misma que colgaba infinidad de estrellas. Se ponía trigo y lentejas a germinar quince días antes para simular el pasto. Bueno luego las figuras eran acomodadas con esmero por todo el cerro trabajado. Las que más predominaban eran las ovejas que no eran como las de ahora sino simulaban lana ensortijada, muy bien trabajadas. El establo era una casita de madera cuyo interior estaba lleno de paja donde de todas maneras tenía que tener dos vacas echadas, un toro, un burro y Misterio, que es la Virgen, San Jose y el pesebre porque el niño Jesús se ponía recién a las doce de la noche. ¿No ven que aun no nacía?A un costado estaba el árbol de navidad de color verde con bolas de colores y dijes de todas clases. La enorme habitación destinada para tal fin tenía ventanales de madera con anchísimas ventanas donde no faltaba un gato que se dormía plácidamente, y es que en las casas antiguas los dueños de los techos definitivamente eran los gatos. Yo recuerdo no menos de dos o tres gatos cuando me acercaba a la ventana que daba a un gran corredor de azulejos españoles. Las puertas tenían ventanitas de cuatro partes y detrás de ellas se podía ver las luces intermitentes del nacimiento como los pensamientos que hoy aparecen y desaparecen con grandes y nostálgicos momentos de felicidad compartida ...bueno como siempre me olvido y dejo andar mis dedos sobre el teclado y no hay cómo parar. ¡Una Feliz Navidad para todos ustedes y que la luz del Señor los ilumine y los colme de bendiciones!
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