Pasados unos días la felicidad toca la casa de Akiro Kent. Su madre recibe una carta cuyo texto es el siguiente:
Sra.
Yoko Emi Kent.
Por medio de la presente y en respuesta a su solicitud, le comunicamos que su menor hijo
Akiro Kent Emi ha sido aceptado para el intercambio cultural con la familia de Imeka Yamagusuku. Mucho le agradeceremos comunicarse con nosotros a la brevedad para conocer su aceptación del mencionado intercambio.
Inmediatamente la señora Yoko Emi le da la noticia a su hijo. Akiro Kent ante la mirada extrañada de su perro Pulgas quien lo ve saltar de alegría. -¡Por fin, voy hacer realidad mis sueños!- grita emocionado. La mamá de Akiro ve a Pulgas meterse debajo del escritorio como si comprendiera lo que esta pasando. -¡Vamos Pulgas no te pongas triste yo voy a pasearte. Es más ahorita n0s vamos al parque!- y coge el collar de la mascota. Pulgas esta moviendo la cola de un lado a otro muy contento. -Gracias mamá, para Pulgas el parque es Japón- le dice Akiro y riendo le guiña el ojo. Ambos saben que ese viaje es el inicio de un nuevo horizonte para él.
Ya en el aeropuerto, Akiro no deja de soñar
con su llegada al Japón.
Su fascinación por este
país le fue inculcada por su
madre, de origen japonés.
Desde niño lo tenía
encantado, relatándole
las hazañas de los
guerreros samurais.
Su padre, ciudadano
inglés, también se había
sentido siempre muy
atraído por esta gran
cultura milenaria.
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